PRADOLUENGO PRADO LUENGO PRADO Y LUENGO
Pradoluengo está de luto, Domingo era un hombre muy querido en el pueblo. Antes de morir deja encargado a su abogado Nuño, la que será sin duda la misión más difícil y extraña de su carrera: encontrar a la nieta del difunto y que vuelva al pueblo después de tantos años. La lectura del testamento no se podrá realizar hasta no estar ella presente.
Domingo ha dejado una cuantiosa fortuna a sus descendientes y a la conservación de Pradoluengo y sus tradiciones. Pero el consentimiento final para poder disponer de ella, deberá pasar por las manos de esa misteriosa nieta, la cual, por su parte, no estará dispuesta a seguir las pautas marcadas por su cariñoso, pero arrogante abuelo.
Para continuar con su vida y poder desvincularse del que fuera su pasado, tendrá que acatar una serie de pautas y así poder deshacerse para siempre de aquel lugar.
Pero se verá engullida por las circunstancias, los secre- tos, las costumbres y las gentes que allí habitan.
El excepcional enclave tampoco se lo pondrá fácil, dado pues que, con sus maravillosas vistas, su aire puro y sus localizaciones de ensueño, se unen a las leyendas e historias que lo rodean con un halo de misterio y armonía, la cual no deja indiferente a ningún viajero cuando se da la oportunidad de recaer allí.